Enseñar a tu hijo a orar
Es importante que todos los niños aprendan a orar. Aunque creas que no estás calificado para ser una autoridad, como padre o tutor, ¡tú eres el maestro principal de tu hijo! Los niños aprenden principalmente a orar observando e imitando a sus padres, hermanos, parientes y otras personas en la iglesia y en otros lugares.
1. No existe una forma incorrecta de orar
El enfoque no es tanto “decir nuestras oraciones” sino “hablar con Jesús”. Entonces, más allá de memorizar oraciones, hazle saber a tu hijo que él puede hablar con Jesús como un amigo. Déjale saber que puede contarle cualquier cosa: tonterías que sucedieron ese día, cosas que les asustan, qué desea, personas que les preocupan, etc. Jesús se interesa por todo eso. (Así como él está interesado en cualquier cosa que tú quieras decirle).
Invita a tu hijo a orar contigo, pero hazle saber que él puede orar solo cuando quiera. Podrías sugerirle que ore mentalmente en silencio después de acostarlo en la cama por la noche, después de que se despierte en la mañana, mientras camina solo hacia o desde la escuela, o cuando va de camino a un entrenamiento de fútbol, etc.
2. No le pidas a tu hijo que haga algo que tú no estás haciendo
No es necesario que hagas un gran espectáculo de ello, pero incluso mencionar ocasionalmente algo por lo que has orado es una excelente manera de dar testimonio. Por ejemplo, cuando haya terminado de contarte algo bueno que le pasó en la escuela, es posible que puedas decir: “¡Maravilloso! ¡Anoche recé para que tuvieras un buen día escolar hoy!”
Si sabes que está preocupado o asustado por algo, puedes ofrecerte a orar por él, o con él, al respecto. Decir algo tan sencillo como: “Jesús, ayuda a Juana a ser valiente mañana con el dentista, aunque tenga miedo de que le saquen el diente”, puede ser un consuelo para ella.
3. La oración familiar habitual es un gran modelo
Intenta orar antes de las comidas, en momentos de crisis, a la hora de dormir, en el auto, con la Biblia o después de que suceda algo bueno. Déjale ver que se puede orar de manera natural e informal; orar no tiene por qué ser intimidante y él no tiene que preocuparse por hacerlo “de la manera correcta”.
Jesús conoce las buenas intenciones de nuestro corazón y nos escucha sin importar cuán sofisticadas sean nuestras palabras. Entrelaza la oración en tu vida diaria.
"Descansar en la oración es especialmente importante para las familias. En la familia es donde aprendemos por primera vez a orar. Y no se olviden que cuando la familia ora unida, permanece unida. Esto es importante. Es allí donde llegamos a conocer a Dios, a convertirnos en hombres y mujeres de fe, a vernos a nosotros mismos como miembros de la gran familia de Dios, la Iglesia. En la familia aprendemos a amar, a perdonar, a ser generosos y abiertos, no cerrados y egoístas. Aprendemos a ir más allá de nuestras propias necesidades, a encontrarnos con los demás y a compartir nuestra vida con ellos. ¡Por eso es tan importante orar en familia! ¡Por eso las familias son tan importantes en el plan de Dios para la Iglesia!" —Papa Francisco, 1/16/2015